Mi abuela hacía encaje de bolillo entre otras muchas cosas y mi madre guarda paños, manteles, servilletas y distinta ropa de casa con este trabajo, que se dedica a cuidar como oro en paño.
Casualmente, tengo algunos restos de sábanas, que fueron parte del ajuar de mi abuela, y tienen sus iniciales bordadas por ella.
Su segundo apellido era Masoliver (me encanta su sonido).
Cuando veo estos trabajos tan bien hechos se da uno cuenta de la verdadera dedicación a las tareas femeninas de aquella época y el gusto por las cosas bien hechas.
Todavía recuerdo que me decía que tan importante era el derecho en una prenda, como el revés y que el revés tenía que quedar igual de limpio como el derecho. Y es cierto, cuando se miran estas prendas por su revés se ve casi igual que la parte bonita.
Cada vez que miro estas sábanas me acuerdo de ella y me da felicidad, al igual que cuando miro los libritos de Agatha Christie, pero eso es otra historia que contaré otro día.